Mezclar el zumo del limón y 100 gramos de azúcar en un bol amplio.
Pelar, descorazonar y partir en cuartos las manzanas. Incorporarlas al bol del limón y el azúcar, mezclar bien y dejar reposar 30 minutos.
Mientras, en una sartén de hierro que pueda después ir al horno, fundir la mitad de la mantequilla (unos 45 gramos) a fuego medio. Añadir los 200 gramos de azúcar restantes junto con 3 o 4 cucharadas de la mezcla de limón y azúcar. Dar vueltas y cocinar a fuego medio-bajo, removiendo de vez en cuando con una cuchara de madera, durante 15 minutos o hasta que la mezcla burbujee, adquiriendo un color caramelo claro.
Retirar la sartén del fuego y, con mucho cuidado, añadir los trozos de manzana, colocando una primera capa que siga un cierto orden. Añadir una segunda capa, de modo que vayamos cubriendo los huecos de la primera capa. Cortar el resto de la mantequilla en cubos y distribuirlos por encima de las manzanas.
Precalentar el horno a 180 ºC y cocer las manzanas durante 20 minutos aproximadamente. De vez en cuando, abrir el horno y regar las manzanas con el caramelo burbujeante, lo que ayudará a que las capas de manzana se cuezan correctamente. Del mismo modo, presionar las manzanas con el fondo de la cuchara; estarán listas cuando el líquido de la sartén haya espesado tomando un color ámbar. Cuando esto suceda, sacar la sartén del horno y reservar.
Estirar la masa de hojaldre hasta dejarla de un grosor de medio centímetro. Cortar un círculo unos 2/3 centímetros superior al de la sartén y colocar la masa sobre las manzanas. Plegar la masa sobrante, introduciéndola entre las manzanas y el lateral de la sartén.
Colocar la sartén en una rejilla de horno y cocer de 25 a 35 minutos o hasta que la masa haya crecido y esté seca y con un bonito color dorado. Retirar del horno y dejar reposar 1 minuto. Inclinar ligeramente la sartén y mirar el lateral, deberá quedar algo del jugo de la cocción. Tratar de retirarlo, vertiéndolo sobre una bandeja o sobre el fregadero.
Poner la fuente donde vayamos a servir la tarta sobre la sartén y con un movimiento rápido darle la vuelta.
Servir caliente, y consumir preferiblemente en la hora o dos siguientes al horneado para que no se ablande el hojaldre.
Esta receta está sacada del libro de Molly Wizenberg, Un hogar en la cocina.